lunes, 22 de enero de 2007

Historia

Crivillén


Las primeras evidencias de poblamiento estable en el tramo del río Escuriza donde hoy se localiza el núcleo de Crivillén corresponden a los yacimientos de San Ramón en el sur y el Moncoscol en la confluencia de los ríos Escuriza y Estercuel, ya en el término del municipio del mismo nombre.(2) Dos pequeños enclaves en los que predominan materiales de época íbera, y desde los que se domina todo el valle.

Sin embargo, serán los romanos quienes dejen una huella más profunda y duradera, pese a no conservar ningún resto documental, arquitectónico o arqueológico de su presencia. Su legado es el nombre de Crivillén, un topoantropónimo indicativo del nombre de un propietario que ha dejado su huella en la denominación del lugar.(3) Fue recogido ya por Menéndez Pidal, y los profesores G. Fatás y F. Marco lo incluyen en el mapa de la distribución de fundus de origen romano en Aragón. La pervivencia del topónimo en la dominación islámica nos lleva a pensar que la propiedad continuó en explotación en época visigótica, aunque no existía constancia material o arqueológica de ello.(4) Esta pervivencia, junto con la ausencia de noticias escritas y la inexistencia de núcleos urbanos o semiurbanos en el periodo islámico, es síntoma de la debilidad del poblamiento musulmán de este territorio.

Su conquista por los reyes de Aragón y, sobre todo, el establecimiento de población cristiana señala el inicio de la historia documentada de Crivillén, originándose en este periodo el asentamiento urbano que conocemos hoy en día. Se anota la repoblación cristiana de Crivillén en 1575 otorgada por Ramón Berenguer IV, en ella el reparto de las tierras a los primeros pobladores será condicional, reservándose la Corona el derecho de retracto. El enclave, perteneciente al término de Alcañiz, será de realengo, hasta que Alfonso II en 1179 constituya la Encomienda Mayor de Alcañiz y la entregue a la Orden de Calatrava.(6) A partir de ese momento y durante más de 600 años el Comendador Mayor de Alcañiz ejercerá el poder político y la jurisdicción criminal y civil, mero y mixto imperio, sobre sus habitantes, elegirá a las personas para ocupar el cargo de justicia, controlará la elección mediante insaculación del resto de oficiales y ostentará la propiedad de los bienes comunales, aunque los administrará el concejo.

Aldea de Alcañiz, Orden Militar de Calatrava, es la coletilla que acompañará a Crivillén en todos los documentos civiles, económicos y judiciales en los que aparezca su nombre. Pero este dominio no fue siempre pacífico, el reforzamiento del poder municipal en los siglos XV y XVI, fruto del florecimiento económico y demográfico que se estaba produciendo, originó continuos enfrentamientos entre la Orden y el Concejo. En 1438 Alfonso V decidió incorporar todos los pueblos de la Encomienda a la Corona, aunque a la postre tuvo que ceder a los derechos de la Orden, que recobró todos sus bienes; a finales del siglo XVI la construcción de las "Casas Comunes" en Crivillén, es también un símbolo del fortalecimiento del poder municipal y de su creciente independencia frente a los Calatravos; y por último, según consta en el archivo de Simancas, en 1785 Carlos III de nuevo considera a Crivillén como tierra de realengo a efectos fiscales, devolviéndolo ese mismo año al Consejo de Ordenes Militares.

Estos hechos son ilustrativos de los continuos intentos del municipio por sustraerse al control político y jurídico de sus señores temporales, subordinación que cesó por decreto de las Cortes Constituyentes de Cádiz en 1812, aunque en 1814 las autoridades fueron restablecidas como estaban antes de la llegada de los franceses, y definitivamente con la elección en 1834 del primer ayuntamiento por parte de los vecinos y con la desaparición en 1835 de la Encomienda de Alcañiz por decreto de la Reina Regente Mª Cristina, refrendado por el ministro Mendizabal. A partir de entonces perteneció a los partidos judiciales de Aliaga, Montalbán y Teruel, bajo la autoridad política del gobierno de Madrid y sus representantes en la provincia: jefes políticos o gobernadores.



Urbanismo y patrimonio artístico


El urbanismo del asentamiento, tal y como lo conocemos hoy, es el resultado de la interacción de factores condicionantes de carácter histórico, y de tipo geográfico. En Crivillén, el medio físico con su accidentada topografía ha condicionado extraordinariamente la estructura urbana, que ha tenido que adaptarse al terreno quebrado de una ladera surcada por barrancos que se dirigen al río Escuriza. Sin embargo, la morfología de nuestro pueblo se explica a partir de su génesis histórica a finales del siglo XII y primeras décadas del XIII. El asentamiento originario conforma una trama urbana muy racional, con parcelas de pequeño tamaño, de forma sensiblemente rectangular, con poca fachada, de dos o tres alturas y distribuidas con cierta regularidad. Esta distribución todavía es visible en la parte alta del pueblo en la calle la Fuente y la calle Egido7. De estos primeros siglos conservamos un edificio público, las antiguas cárceles, de planta cuadrada, con un arco gótico apuntado en su interior y que hoy forman parte del Ayuntamiento.

El crecimiento económico y demográfico durante el siglo XVI tiene su reflejo en la ampliación del casco urbano y en el desarrollo de la arquitectura civil. Es una época en la que nobleza y ricos-hombres se afanaban en hacer ostentación de su estatus social a través de magníficas casas solariegas. En Crivillén este fenómeno se da a escala muy modesta, como atestiguan algunas casas con arcadas de piedra sillar.(8)

El Ayuntamiento renacentista es el edificio más importante de este periodo. Fue construido entre 1560 y 1580, en la cabecera de una nueva plaza mayor creada con motivo de la ampliación urbana de la centuria, la actual plaza del Horno, muy reducida respecto a sus dimensiones originales. Responde al modelo de casa concejil con lonja abierta en la planta baja (denominada Almudines) mediante dos arcos que sustentan la planta noble. En la crujía posterior estaba el cuadro de escaleras y en la planta superior la escribanía y el archivo. Esta zona se anexó a una vivienda particular y ahora el acceso al piso superior es por las antiguas cárceles.(9)

Si el siglo XVI es el de las construcciones civiles, puesto que a las ya mencionadas habría que añadir el hospital, situado frente a la Iglesia, del que ya tenemos constancia en 1601, y que hoy acoge el bar polivalente, la biblioteca y el consultorio, y el horno de pan cocer edificado con posterioridad al ayuntamiento, frente a él y que en la actualidad es un pequeño parque; el siglo XVIII es el de las construcciones religiosas, muy relacionadas con el mecenazgo episcopal y con la nueva orientación proselitista de la Iglesia Católica.

Por encima de todos los edificios, sobresale la iglesia parroquial de San Martín de Tours con su torre campanario convertida en hito del conjunto urbano. Se trata de un edificio barroco construido entre 1728 y 1735, de tres naves de igual altura, separadas por arcos de medio punto sustentados por recios pilares. La nave central está cubierta por tres cúpulas vaídas, la del centro linterna, y las laterales con bóveda de medio cañón con lunetos. Las cúpulas de la nave central descansan sobre pechinas que decoran estucos de los evangelistas y otros santos. En el exterior destaca una estatua ecuestre de San Martín muy deteriorada en la portada y, sobre todo, la esbelta torre, declarada Bien de Interés Cultural en 1982. Se trata de un modelo arquitectónico típicamente barroco construida en ladrillo y con motivos decorativos de inspiración mudéjar. Situada a los pies del lado de la epístola tiene cuatro cuerpos octogonales con pilares en las esquinas achaflanadas, y en el primero, cuatro columnas adosadas. Posee un remate singular, pues ya antes de 1789 se desmontó el capitel por amenazar ruina y no haber medios para recomponerlo.

En la parte baja del casco urbano, al sur, encontramos en una recogida placeta, la iglesia del patrón de Crivillén, San Gil, con una portada muy semejante a la parroquial. Es una construcción también barroca de finales del siglo XVII o principios del XVIII, obra de mampostería con una sola nave que se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y el crucero con cúpula y linterna. La nómina de edificios religiosos se completa con la ermita de San Juan en el barrio de los Mases, construida en 1783; con la ermita de Santa Bárbara cuyo año de construcción grabado en su portada es indescifrable y desde la que se tiene una hermosa perspectiva a vista de pájaro de Crivillén y del valle del Escuriza hasta la finca de la Codoñera; y con el original calvario, probablemente del siglo XIX, situado tras la cabecera de la iglesia y recientemente restaurado, en el que las estaciones se suceden en espiral hasta la iglesia del Santo Sepulcro.














Realidad actual y futuro incierto


Hasta aquí todo lo que hemos visto es el reflejo de un pasado relativamente vivo, activo y en alguna época concreta hasta floreciente. La memoria histórica, los grandes edificios civiles o religiosos, las ruinas de otros, las tradiciones conservadas, y también las perdidas son el testimonio de una época en que la presencia humana era muy importante. La realidad hoy es mucho más preocupante, es crítica, y por ello bien merece una reflexión.

En la actualidad, como decíamos al inicio, Crivillén tiene 122 habitantes, y una densidad de 2,9 habitantes por km2, con lo que podemos considerarlo sin duda un desierto demográfico.10 A comienzos del siglo XX esta densidad de población era ocho veces superior, próxima a los 24 habitantes por km2, alcanzando en 1910 el tope histórico de población con 997 individuos. Comparando estas cifras, observamos que la población actual representa solamente el 12% de la de principios de siglo, y constatamos que el municipio ha sufrido un proceso de despoblación brutal a lo largo de todo el siglo, especialmente intenso en los años 60 y 70, como veremos a continuación.

En los cincuenta años que van de 1910 a 1960 se perdieron un tercio de los efectivos humanos, pasando de 997 a 653 habitantes. En el siguiente decenio el boom del éxodo rural redujo la población a la mitad, 334 vecinos en 1970, repitiéndose el mismo porcentaje entre 1970 y 1981, año en que la cifra era de 161 habitantes. A partir de esta fecha, la emigración masiva a la ciudad se detiene, pero la situación demográfica resultante es ya prácticamente irreversible, comenzando un lento y agónico declinar que se mantiene hasta nuestros días. Ahora el problema es estructural, la poca población que queda en Crivillén presenta unos altos índices de envejecimiento, tiene una media de edad superior a los 52 años, y el porcentaje de mayores de 65 años se aproxima al 40% del total. Además y como consecuencia de lo anterior, los índices de maternidad son bajísimos, al igual que el número de nacimientos, mientras que las defunciones aumentan. Un crecimiento vegetativo negativo entre 1991 y 2001 junto con un persistente saldo migratorio también negativo en el mismo periodo, que afecta a los más jóvenes, ha acentuado la forma invertida de la pirámide de población de Crivillén y, lo que es más importante, ha puesto en entredicho el futuro y la pervivencia misma del pueblo.(11)

Esta situación demográfica que acabamos de describir no puede desligarse de la evolución económica que ha seguido la localidad en la última centuria. La economía tradicional basada en la agricultura de cereal, olivo y vid, en la ganadería ovina y en una escasa industria tradicional de molinos, almazaras, fábricas de aguardiente... fue incapaz de mantener una población relativamente elevada. La crisis de este modelo tradicional junto al creciente atractivo de las ciudades industrializadas originó a partir de los 50 el fenómeno migratorio descrito en párrafos anteriores. En este momento el sector de la minería del carbón se convierte en la principal actividad económica del municipio, que llegó a tener casi un centenar de mineros. Sin embargo, estas décadas son las de mayor pérdida demográfica, dándose la paradoja de que mientras muchos pueblos de la comarca (Estercuel, Ariño, Andorra...) reciben inmigración para trabajar en las minas, otros como Crivillén se están vaciando.

Con el fin de la emigración y la crisis del sector minero energético Crivillén comienza un periodo de reorientación y estabilidad económica, que se basa en el importante impulso que recibe la actividad extractiva de productos no energéticos, y que llega hasta nuestros días. En 1991 casi el 54% de la población activa estaba empleada en la industria. Hoy este porcentaje ha disminuido algo, pero sigue vinculado a la especialización minera de extracción de arcillas.

Los trabajos de explotación de arcillas comenzaron en 1970 y en la actualidad las dos empresas establecidas en la localidad generan más de cuarenta empleos directos. Estas empresas, PORTOME, del Grupo Porcelanosa, que tiene su explotación junto a Los Mases, y MINERA SABATER, con dos minas junto a Crivillén en la margen izquierda del Escuriza, suministran al sector cerámico composiciones de arcillas destinadas a la fabricación de pavimentos, revestimientos, gres extrusionado y caravista, con una producción fundamental basada en arcillas cerámicas para pasta blanca. MINERA SABATER, la más importante por número de trabajadores y por producción, dispone de dos plantas de tratamiento y homogeneización con una capacidad de producción de 400 Tm/hora, un área de almacenaje cubierto de 12.000 m2 para más de 36.000 Tm de arcillas y dos plantas para producción de composiciones de arcillas micronizadas con una capacidad de 10 Tm/h. Toda esta actividad, con ser muy importante, no es nada en comparación con la que genera la transformación, elaboración y comercialización del producto cerámico resultante, del que Crivillén e incluso la comarca se encuentran privados. De nuevo una materia prima obtenida en nuestra tierra genera empleo, riqueza y desarrollo fuera de ella.

El futuro, por lo tanto, no es nada halagüeño, aunque el municipio ofrece algunas posibilidades que todavía no se han explotado. Posibilidades relacionadas con el sector turístico y de servicios, con el patrimonio, el entorno natural y la cultura. En este sentido el ayuntamiento de Crivillén ha realizado una fuerte apuesta con la construcción del futuro "Museo Pablo Serrano". Es un imponente edificio de varias plantas con más de 500 m2 para exposición, talleres, sala de conferencias, etc., en el que desde el año 2000 se han invertido unos 800.000 euros. El centro, pendiente del proyecto museístico, nace con la vocación de convertirse en punto de referencia cultural y artística de la comarca. La figura del escultor Pablo Serrano, nacido en Crivillén en 1908, supone un magnífico reclamo turístico que hay que aprovechar. A partir de él habría que diversificar la oferta a través de la revalorización del patrimonio natural, etnográfico e histórico y desarrollar actividades económicas ligadas a esta oferta.

Esta economía ligada al turismo y la cultura, de pequeñas dimensiones y de tipo familiar, supone un complemento importante a otras fuentes de ingresos, sirve para fijar la población, promueve la conservación del patrimonio y nos devuelve al ancestral equilibrio entre el hombre y el medio. Pero no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. A principios de siglo una economía insuficiente llevó a la población a emigrar, hoy es la debilidad demográfica, la falta de gente la que condiciona el desarrollo económico presente y futuro.

Notas:


(1) Aunque Los Mases pertenecen al municipio de Crivillén, no los incluimos en este artículo, puesto que serán objeto de trabajo individualizado en un próximo Boletín.
(2) Ver el artículo dedicado a Estercuel en BCI n.º 7 pág. 7.
(3) José Altaba Escorihuela ya se hace eco de este origen etimológico en El monasterio del Olivar y pueblos aledaños Teruel, 1979, pp. 87-88.
(4) Escribano Paño, Mª Victoria: Los Godos en Aragón (nº 54 de CAI 100), Zaragoza, 2000, pág. 93.
(5) La Carta Puebla concedida por Ramón Berenguer IV a Alcañiz afectó a otros pueblos de nuestra comarca, como Gargallo, Estercuel o Ejulve. Ver BCI n.º 6, n.º 7 y n.º 8 respectivamente.
(6) El historiador Carlos Laliena retrasa la incorporación de Crivillén a la Orden a fines del siglo XIII. En Rújula, P (Coor).

Fuente: http://www.celandigital.com

No hay comentarios: