Episodios de guerra

Corría el año 1936 , en plena guerra civil española, en nuestro pueblo, había gente de los dos bandos: rojos (republicanos) y nacionales, dependiendo como iban los combates por la zona turolense adquirían mayor importancia unos u otros, en el coscollar se oían caer bombas , las gentes crivillenenses corrían, asustados cuando tocaba las campanas el sacristán y se oía el ruido de la aviación, toda la población de Crivillén, que en aquellos días eran muchos, casi llegaban a 1.000 habitantes se resguardaban en las bodegas y prensas de los alrededores del pueblo, durante el día y la noche, algunos hasta dormían allí, con colchones de golfas de maiz, todos apiñados en sitio tan reducido durante muchas horas
Durante un tiempo hubo militares en nuestro pueblo y guardiaciviles del bando rojo que quemaron el altar y los santos de la iglesia y ofrecían café a los chiquillos en la puerta del calvario.
Algunos pasaron por la cárcel por su ideología roja, pero no hubo víctimas de fusilamiento, mas tarde otros se exiliaron a Francia y no vinieron a nuestro pueblo hasta muchos años después.
Miseria hubo mucha por esos años, pues las familias eran todas muy numerosas, con muchos hijos e hijas y dedicadas a la agricultura y la ganadería, el dinero no corría, las familias se abastecían ellas mismas con sus productos del campo.
Después de la guerra el racionamiento llegó a Crivillén , dos familias se encargaban de amasar el pan ,se hacía el pan en el horno, el pan se repartía en los almudines, todos  llevaban una cartilla de racionamiento y daban dos panecillos negruzcos de remochu,
Las tiendas estaban abiertas y se compraba por trueque y la carne, en ocasiones especiales de fiestas, tu ponías el cordero de 7 k y te lo administraban hasta que se acababa, se reflejaba  por una tarja de carne, de madera, para saber cuanta carne habías consumido del cordero, hacían una marca de corte en tu tarja de madera,, un corte= 1 cuarto,  dos cortes = 1/2 k, un bocado = 1 k
La transacción en las tiendas era por huevos, , se podían cambiar sardinas de cubo, chicharros